Quienes somos?

"Embajadores ACI Argentina" es un grupo de Padres y Profesionales, por la salud y educación de los Niños con Altas Capacidades (ACI).
Como un eslabón más en la cadena social, trabajamos en torno al tratamiento de temáticas relativas a las A C I, bregando por revertir el inmenso desconocimiento que las rodea y las problemáticas derivadas de su inadecuado tratamiento y de la no atención de las Necesidades Educativas Específicas del niño.
Somos un grupo de ACCIÓN.

Objetivos Principales:
- La Implementación del Art 93 de la Ley Nacional de Educación.
- La Creación de un área para la atención y detección de las Altas Capacidades dentro del Ministerio.
- Capacitación Docente.

Objetivos Secundarios:
- Brindar Asesoría y Orientación GRATUITA a quien lo solicite, implementando planes de Atención a las Necesidades Específicas tanto en el área de Salud como de Educación para el Niño y su Familia.
- Desmitificar en la sociedad el tema de las Altas Capacidades.
- Mediante la información real y el boca a boca, mostrar Fortalezas y Debilidades de la Altas Capacidades: Precocidad, talento y superdotación, que suman el 15% de la población.
- Ser agentes multiplicadores y de cambio, con la mirada puesta en nuestros niños, los que vendrán y aquellos que aún no han sido detectados.


Pueden solicitar el "Documento informativo ACI" a través de nuestro mail y de manera gratuita.
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sábado, 20 de agosto de 2016

No es lo mismo tener un CI alto que ser 'superdotado'

Una de estas creencias se refiere al mito de que los términos “dotado” (“superdotado”) y cociente intelectual alto son sinónimos.
Esta creencia de que las personas con alto cociente intelectual son dotados (“superdotados”), de que un alto cociente intelectual define la superdotación, ha invadido el campo de talento y la cultura occidental desde hace más de 100 años. Es una creencia que existe no sólo en las escuelas sino también en el dominio público y los medios de comunicación populares.

Esta convicción, en mi opinión y en la opinión de un número creciente de otras autoridades en el campo de las altas capacidades, ha dado lugar a muchas prácticas educativas poco sensatas en las escuelas.
Una de esas prácticas  está en establecer un cociente intelectual rígido e inflexible, como 120 ó 125 ó 130, por ejemplo, como el umbral absoluto que debe obtener un estudiante en un test de inteligencia para ser considerado “superdotado”.
Una vez que uno es "superdotado" lo es para siempre.
Esta es la segunda práctica educativa, igualmente absurda, que se basa en el mito de que una vez que un estudiante se identifica en la escuela como “superdotado”, basado en una puntuación de un test de inteligencia, incluso si tiene solo 5 ó 6 años de edad, no es necesario volver jamás a evaluarlo. ¡Nunca!

Debido a que son, por supuesto, “superdotados”... durante toda su carrera escolar y, en definitiva, ¡para toda la vida!


 
Los educadores de los más capaces deben ver la identificación de éstos como un proceso continuo. No como una acción de “una vez y hecho", en la vida de un estudiante de alta capacidad.
La investigación reciente en psicología del desarrollo y de las ciencias neurocognitivas nos informa claramente que debemos ver una puntuación de CI solo como un indicador (bueno, pero uno) de la capacidad intelectual de los estudiantes.
Una puntuación en un test de CI es un predictor bueno, pero claramente incompleto y, desde luego, no infalible de la capacidad futura de un niño o joven. Una valoración de CI obtenida en la infancia es un predictor insuficiente de los posibles logros en la edad adulta.
Además, la puntuación en un test de CI puede cambiar en la vida de un individuo y, de hecho, a menudo lo hace.
La investigación que mis colegas y yo hemos llevado a cabo reveló que, en el transcurso de seis años, una serie de puntuaciones de CI de un conjunto estudiantes varió en algunos casos hasta en diez o más puntos.
Algunos estudiantes cuyas puntuaciones iniciales los llevarían a ser catalogados en el grupo de CI alto (como "superdotados"), después de ser evaluados 4, 5 ó 6 años obtuvieron puntuaciones que los situaron por debajo de ese umbral. Igualmente revelador fue que estudiantes cuyo CI los situaba por debajo de la puntuación de corte para ser considerados “superdotados”, obtuvieron un CI que los llevó a ser considerados como tales un tiempo después.


Los niños cambian a medida que se desarrollan, como todos sabemos .
Y no es de extrañar, en realidad, que sus capacidades cognitivas relativas puedan cambiar con el tiempo, al igual que su altura, el peso, los intereses, la motivación y la personalidad.
Aunque el CI es bastante estable en el tiempo, cuando nos fijamos en los datos, vemos que muchos estudiantes individuales cambian, y algunos bastante.
Algunos niños cambian para mejor y algunos, por desgracia, para peor, por una miríada de razones.

Como ya habrán adivinado yo no veo la “superdotación” como algo real o permanente en los niños.
La “superdotación” es una construcción social
.
Es un concepto socialmente útil, desde luego.
Como concepto o categoría nos ayuda a agrupar de una manera razonable y defendible a estudiantes brillantes, de capacidad poco común o de potencial elevado.
Pero la idea de que 
“una vez declarado superdotado lo serás para siempre” es una mera ficción.
Un niño puede ser considerado de alta capacidad intelectual o académica (o en las artes o los deportes) en un momento de su vida, pero no necesariamente en otro.


Son muchos los factores que contribuyen al logro en cada estado de desarrollo de un estudiante y existe un gran número de variables que pueden mejorar o atenuar el desarrollo del potencial de un alumno de alta capacidad.
La re-evaluación de esta capacidad servirá para reforzar la idea de que debemos examinar los diversos factores que influyen en el desarrollo (o atenuación) del talento.
Nos forzará a observar (y determinar cómo evaluar de una manera adecuada y fiable) constructos como la motivación, la pasión por una determinada materia, el gozo por el aprendizaje, la persistencia, la tolerancia a la frustración, la auto-eficacia académica

factores todos ellos que sabemos que juegan un papel, junto con el CI, en el éxito escolar y en la vida de los alumnos más brillantes.
Steven I. Pfeiffer, PhD
Florida State University
United States of America

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